Únicamente el 1% de los edificios en nuestro país cuenta con una clasificación ‘A’ o ‘B’, cumpliendo con los estándares de ahorro y eficiencia energética. Un escaso 4% adicional logra una calificación óptima, ‘C’ o ‘D’, mientras que el 95% restante requiere mejoras para aumentar su eficiencia energética. Esta situación representa una oportunidad empresarial para crear hasta 750.000 empleos para el año 2020 y aprovechar ayudas europeas por un valor de hasta 4.000 millones de euros.

Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables y de N2E, destaca que tanto arquitectos como constructores están mostrando una creciente preocupación por el papel de la energía en los edificios. Es hora de tomar en serio este sector. Aproximadamente el 30% de los costos operativos de los edificios corresponden a la energía, y esta cifra está aumentando con el encarecimiento de la misma. Se espera que alcance el 50%. García Breva señala que una buena calificación energética no solo brinda ahorros, sino también un valor agregado que es comprendido por el mercado.

Estas cifras representan una excelente oportunidad de actividad y empleo que no debe desaprovecharse, según el presidente de la Fundación Renovables. Las regulaciones más recientes obligan a mejorar la calificación energética y buscan fomentar la rehabilitación energética de los edificios como medio para reducir los costos de energía y reactivar el mercado.

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